Equilibrio

Equilibrio
A ser feliz, se aprende

viernes, 18 de marzo de 2011

Fallar no es bueno ni malo sino todo lo contrario.


“Errar es de humanos”. Esta es una frase típica que escuchamos a menudo y que con la que,  en general, estamos todos de acuerdo. Pero en realidad, después, en la práctica, muchos no lo creen realmente. ¿Por qué?  ¿No estamos de acuerdo en que se puede fallar?

Nos negamos a fallar. Hacemos lo imposible por no hacerlo. Cuando erramos podemos verlo como una mancha en nuestro expediente vital. Se tolera en general mal el error. La frase inicial se ha repetido tanto que se ha vaciado de contenido. No nos paramos a pensar que significa realmente.

Si nuestra condición humana lleva implícito esa característica, ¿por qué nos cuesta tanto asumirlo?

Obviamente, a nadie le gusta equivocarse. Y bien es cierto que hay errores y errores. Algunos fatales e indeseables a todas luces. Pero el error siempre conlleva una fuente de información valiosa. Nos indica que es lo que falla; que es mejorable; nos puede abrir vías insospechadas. También verdades acerca de nosotros y de los que nos rodea.

El quid de la cuestión es nuestra actitud o enfoque ante el error. Si lo vemos como entrada de información nueva, nos permitirá evolucionar. Si hay aceptación, seremos mucho más receptivos a lo que nos pueda ofrecer ese error. Si, por el contario, lo vemos como algo negativo, que nos traerá sentimientos de culpa, vergüenza, dolor, etc., sólo nos inmovilizará y no podremos cambiar.

Hay errores que, inevitablemente, llevan esa carga de pesar, y no nos quedará más remedio que asumirla, pero dentro de ese pesado equipaje, puede haber un margen para crecer como persona.

No se trata de buscar el error sistemáticamente, pero sí de no tenerle tanto miedo. 

Decía Sócrates en sus disputas dialécticas que estaba encantado de que le demostraran que estaba en un error, pues eso le acercaría más a la verdad.
Sin pretender ser tan virtuoso como Sócrates sí que parece un buen ejemplo a seguir.

Javier Gutiérrez Sanz.
Psicólogo.

1 comentario:

  1. Quizás nos cuesta reconocer nuestra falta de infalibilidad, es decir nos cuesta vernos como personas que se equivocan, que cometemos fallos etc. en los momentos en que nuestras necesidades psicológicas se ven vulneradas ante nuestro error garrafal (seguridad, pertenencia, reconocimiento,....), aunque hay casos en los que el ego de la persona es tan grande, que no le permite verse como un ser humano y se ve a si misma como una deidad, un ser por encima de todo lo demás.....quizás encontremos pocos de esos casos en consulta, justamente por esa autopercepción que han creado de infalibilidad. Para todos los demás, aceptando nuestra vulnerabilidad, podemos aprender mucho más sobre nosotros y sobre las personas que nos rodean.....

    ResponderEliminar