Desde
hace un tiempo estoy recibiendo pacientes con problemas laborales. Suelen ser
profesionales de cargo medio-alto de responsabilidad, a priori bien valorados.
Estas personas acuden porque la presión es enorme y no saben cómo manejarla. Esta
entrada no pretende tratar sobre el trabajo que se hace en terapia con estas
personas sino reflexionar acerca de cómo
se está organizando el trabajo y el resultado que está dando y que se dará a
medio-largo plazo.
Hay
unas constantes comunes en lo que cuentan estas personas: carga ingente de
trabajo que sólo se puede llevar a cabo si el trabajador se clona, incluso así no es seguro que acabaría sus
tareas. Multitud de proyectos que impiden centrarse en una sola tarea. Hay que
añadir una constante interrupción con peticiones muchas prescindibles o reuniones
maratonianas que enlentecen el ritmo de trabajo. Jornadas larguísimas de
trabajo, llegando incluso a trabajar por la noche desde casa. Es habitual mal
comer delante del ordenador para ir avanzando cosas y no disponer de una comida
saludable y así poder despejarse durante un rato del entorno laboral. No siempre pero
es habitual que la valoración del trabajador sea mala o insatisfactoria ya que
no cumple con los objetivos, etc.,
Este
tipo de condiciones lleva a la persona a pedir tregua ya que no puede más. Se
produce agotamiento físico y mental. Esto si se prolonga largo tiempo implica
un descenso en la calidad de trabajo porque se ha perdido frescura. Se da
también una bajada de autoestima porque haga lo que haga no es suficiente, y la
sensación de “apaga fuegos” y tarea inacabada es constante, lo cual hace que se
infravaloren. A lo que hay que añadir el mensaje negativo directo o indirecto de
los cargos superiores acerca de su trabajo.
Este
tipo de profesional (no todos) acaba por ir relegando sus otras áreas de su
vida a un plano muy secundario, como su vida familiar y conyugal o sus intereses
personales o sociales. En las mismas vacaciones hay que atender la eterna lista
de correos sin responder, haciendo que el descanso no sea total.
¿Qué
se está haciendo mal en la organización de empresas para que se esquilme el
talento de unos profesionales que, por lo general, les gusta su trabajo y que
pueden acabar odiando?
Las
empresas deberían mirar esos aspectos porque esto se puede convertir en pan
para hoy y hambre para mañana. No creo que sea bueno tener trabajadores
desmotivados, cansados y en algunos casos con bajas laborales por estrés y/o
depresión. A la larga no parece ser buen negocio, ¿no?
Javier
Gutiérrez Sanz
Psicólogo
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