Equilibrio

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A ser feliz, se aprende

jueves, 24 de enero de 2013

La Competencia



Viendo Melancolía de Lars Von Trier, me llamó la atención como una persona puede aparecer como descontrolada, sin rumbo vital, al amparo total de la ayuda de su hermana, y al contrario, como esta misma, se conduce bien en su vida, y además se encarga totalmente de la primera. A bote pronto, una se muestra totalmente incompetente y la otra perfectamente competente.

En la segunda parte de la película acontece una amenaza terrible de imposible solución. La actitud de la hermana desvalida se transforma en profunda serenidad y aceptación de lo que va  a suceder. La hermana competente pierde el control. Los papeles se invierten.

Creo que la gente se muestra competente según el escenario en el que esté y cómo valora sus capacidades acorde a esas demandas ambientales.

Me parece que es importante potenciar esas habilidades y fortalezas que sí que se dan, aunque sean pocas veces. ¿Por qué? Porque se pueden trasladar a otros ámbitos, y así, expandir nuestra propia competencia. Además nuestra autoimagen mejoraría y nos haría más fuertes ante los errores que podamos cometer.

Está claro que hay campos en los que no somos buenos, e incluso nulos, pero hay otros en los que hemos sido nosotros mismos los que nos hemos cerrado la puerta, sin atrevernos siquiera a llamar a esta.

Desarrollar más nuestra competencia puede servir para cruzar esa puerta que nos hemos negado a atravesar, y así ampliar nuestra autoestima. Por otro lado, nos protege de una crítica exagerada respecto a lo que no se nos da bien, haciendo que nuestra imagen global no se vea dañada porque no seamos buenos en determinadas cosas.

¿Qué se nos da bien? ¿Por qué? ¿Qué hacemos para que sea así? ¿Es magia o nosotros tenemos algo que ver?

Esta puede ser una buena manera de empezar a desarrollar nuestra competencia.

 

Javier Gutiérrez Sanz

Psicólogo

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