Equilibrio

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A ser feliz, se aprende

jueves, 17 de octubre de 2013

Puedo hacer más cosas y sin embargo…


Hace un siglo, y mucho menos tiempo, desplazarse de una localidad a otra implicaba usar carruajes, y un tiempo bastante largo. En algunos casos, un día entero. Ahora puedes trabajar en la otra punta de tu provincia e ir y venir todos los días de tu casa al trabajo y viceversa.

Hace mucho tiempo pero no algo que no hayan visto nuestros padres, la ropa se lavaba a mano, lo cual llevaba horas y un gran esfuerzo. Desde hace ya tiempo una lavadora lo hace por ti, y en mucho menos tiempo.

Antes, sobre todo en zonas rurales (que eran mayoría) la gente se hacía su pan. Ahora bajas a la panadería y lo compras en un momento.

Hasta hace poco ir a determinados espectáculos implicaba ir a un sitio concreto a coger una entrada con colas, si tocaba, y con una planificación de tu tiempo. Ahora por internet lo gestionas en menos de un minuto desde tu casa.

Antes se transcribía a mano o con máquina de escribir. Ahora una impresora en tienda o en casa, te imprime una cantidad ingente de material escrito en unos minutos. E incluso, ya los documentos se ven en pantalla, pudiendo enviarlos al otro lado del planeta en un clic.

Y así podría seguir largo rato... Hemos dados pasos gigantescos tecnológicamente. Nuestros abuelos, si en su juventud se hubieran asomado al momento presente, ni se lo hubieran creído. Increíbles avances (y los que quedan) para hacernos la vida más fácil. Y sin embargo, la sensación generalizada es que a la mayoría de la gente no le da el tiempo de sí. No llega. Necesitaría mucho más tiempo para hacer lo que quiere o tiene que hacer y sufre el consecuente agobio que conlleva.

Ante esto, me pregunto, ¿qué es lo que funciona mal? Dejo la pregunta en el aire para que cada uno la conteste en un sentido general, pero sobre todo en su vida particular.

 

Javier Gutiérrez Sanz

Psicólogo

3 comentarios:

  1. Ya lo decía Covey, nadie en su lecho de muerte hubiera deseado haber dedicado más tiempo a su trabajo. Nos olvidamos de lo realmente importante. No de lo importante para la sociedad, para mis jefes o clientes o para mi familia, de lo importante para mi. Y así vamos, corriendo para llegar a todo. ¿A qué todo? ¿A mi todo? ¿Al todo de los demás? Cuanto tiempo dedico a desarrollarme y cuanto a apagar fuegos, a cumplir expectativas, a quedar bien, a no cabrear a xx,.....¿Que es lo que no funciona? Quizás que nos olvidamos cada persona de nosotras mismas. Muy buena entrada....como siempre.

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  2. Yo sufro esto constantemente pero como me pregunto el por qué es asi, veo muy difícil contestarte pero me ha llamado mucho la atención este comentario por eso escribo. Día tras día busco el hacer las cosas con tranquilidad y casi nunca lo consigo. Si tengo mucho que hacer el limite de ansiedad se eleva y si no tengo mucho que hacer también se eleva la ansiedad, porque pienso ¿Qué pasa que tampoco estoy agusto si no tengo prisa? Ojalá haya alguien que puedar escribir algo que a los que nos sucede esto nos pueda ayudar.

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    1. Dificil respuesta sin conocer las características personales de cada uno pero creo que depende de las expectativas creadas: cuál debe ser mi rendimiento. Si no lo consigo, me sentiré mal inevitablemente. Quizás un primer paso sería ajustar que es lo quiero y puedo hacer para que mis tareas sean más manejables.

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