Si
antes hablamos de la importancia de lo social y lo fisiológico, igualmente es
vital todo lo relacionado con lo que es íntimo en nosotros mismos. Lo que está
de puertas adentro, básicamente.
Como
señalé anteriormente, esta pata del taburete no está aislada. Todo lo
contrario. Está íntimamente relacionada con las otras dos.
Ahí
van unos aspectos que si cuidamos nos sentiremos mucho mejor:
·
Pesimismo
vs Optimismo racional. Es muy importante valorar lo que hacemos bien (muchas
cosas si uno se para a atenderlas) y desdramatizar lo malo que nos sucede.
Pregúntate ¿Qué es lo peor que puede pasar? La mayoría de las veces nos damos
cuenta de que no es tan terrible. Aquí es importante tener una autocrítica que
nos pone los pies en el suelo, pero constructiva, para que saquemos buenas
reflexiones.
·
Estar
atento a los malos sentimientos hacia los demás. Por lo general, nos carcomen y
no aportan nada. Es más, nos bloquean y no nos dejan avanzar.
·
Respetarse
a uno mismo y a los demás. Si no empezamos con nosotros mismos difícil será
ponerse en la piel del otro. Además mejoramos en autoestima.
·
Aceptación
de nuestros límites y atención a nuestro margen de mejora. Básicamente, saber
lo que sí que podemos hacer y lo que no. Ahorraremos cantidades ingentes de
desvelos y malos pensamientos. Muy relacionado con esto es adecuar nuestras
expectativas. Si son muy elevadas, alta probabilidad de frustrarnos. Si son muy
bajas, creceremos poco. Bajas y altas son en relación a mí mismo, no a los
demás. Es saber de dónde vengo y que me puedo pedir, dándome tregua. Intentar
hacer las cosas bien pero sin obsesionarnos.
·
Flexibilidad
en el pensamiento. No ser rígido. También es bueno intentar en la medida de
nuestras posibilidades no juzgar. Eso ampliará nuestra perspectiva de lo que
nos sucede y rodea.
·
Curiosidad
e inquietud por lo que nos rodea. Hace nuestra vida mucho más agradecida y
provechosa. Y divertida. Sirve para nos encallecerse. Es bueno tener aficiones
y diversificar nuestros intereses. Profundizar en las que nos gustan y
descubrir nuevas. Si esto se fomenta, tenemos muchísimo ganado. Parte de
nuestros males es el aburrimiento.
·
Organizar
nuestro tiempo y actividades, pero tampoco demasiado. Asumiendo que hay
personalidades que se sienten más cómodas en el control y otras en lo
contrario, bien es cierto, que en términos generales tener una cierta
organización de lo que queremos hacer ayuda a sentirnos satisfechos. Pero
también es importante no tenerlo todo al milímetro, porque eso nos ahoga. Es
bueno dejar espacios en blanco, para los esperados imprevistos y para dar un
poco de descanso (mental o físico) entre las actividades planeadas. Es imprescindible
dedicarle un tiempo a nuestro ocio.
·
Es
bueno, recapitular de vez en cuando como nos va y que cosas funcionan bien en
nuestra vida. Es sorprendente, por lo general, el balance que se puede sacar.
·
Y
por último, es de especial importancia tener mucho sentido del humor y no
tomarse las cosas muy en serio.
Con
que vayamos aplicando algo de esto, es muy probable que nuestra vida mejore y
sea más satisfactoria.
Javier
Gutiérrez Sanz
Psicólogo
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