Equilibrio

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jueves, 14 de noviembre de 2013

Quemando recursos


Desde hace un tiempo estoy recibiendo pacientes con problemas laborales. Suelen ser profesionales de cargo medio-alto de responsabilidad, a priori bien valorados. Estas personas acuden porque la presión es enorme y no saben cómo manejarla. Esta entrada no pretende tratar sobre el trabajo que se hace en terapia con estas personas sino  reflexionar acerca de cómo se está organizando el trabajo y el resultado que está dando y que se dará a medio-largo plazo.

Hay unas constantes comunes en lo que cuentan estas personas: carga ingente de trabajo que sólo se puede llevar a cabo si el trabajador se clona,  incluso así no es seguro que acabaría sus tareas. Multitud de proyectos que impiden centrarse en una sola tarea. Hay que añadir una constante interrupción con peticiones muchas prescindibles o reuniones maratonianas que enlentecen el ritmo de trabajo. Jornadas larguísimas de trabajo, llegando incluso a trabajar por la noche desde casa. Es habitual mal comer delante del ordenador para ir avanzando cosas y no disponer de una comida saludable y así poder despejarse durante un rato del entorno laboral. No siempre pero es habitual que la valoración del trabajador sea mala o insatisfactoria ya que no cumple con los objetivos, etc.,

Este tipo de condiciones lleva a la persona a pedir tregua ya que no puede más. Se produce agotamiento físico y mental. Esto si se prolonga largo tiempo implica un descenso en la calidad de trabajo porque se ha perdido frescura. Se da también una bajada de autoestima porque haga lo que haga no es suficiente, y la sensación de “apaga fuegos” y tarea inacabada es constante, lo cual hace que se infravaloren. A lo que hay que añadir el mensaje negativo directo o indirecto de los cargos superiores acerca de su trabajo.

Este tipo de profesional (no todos) acaba por ir relegando sus otras áreas de su vida a un plano muy secundario, como su vida familiar y conyugal o sus intereses personales o sociales. En las mismas vacaciones hay que atender la eterna lista de correos sin responder, haciendo que el descanso no sea total.

¿Qué se está haciendo mal en la organización de empresas para que se esquilme el talento de unos profesionales que, por lo general, les gusta su trabajo y que pueden acabar odiando?

Las empresas deberían mirar esos aspectos porque esto se puede convertir en pan para hoy y hambre para mañana. No creo que sea bueno tener trabajadores desmotivados, cansados y en algunos casos con bajas laborales por estrés y/o depresión. A la larga no parece ser buen negocio, ¿no?

 

Javier Gutiérrez Sanz

Psicólogo

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cuando lo ligero se convierte en pesado


A veces los pacientes te comentan que las que hacen cosas para sentirse bien, como actividades lúdicas, ejercicio físico, etc., (El tipo de cosas que recomendamos siempre) les llegan a hacerles sufrir de alguna manera. 

Parece un contrasentido que algo placentero pase a agobiante. El problema empieza cuando se plantea como algo que hay que hacer x días a la semana sin falta.Lo que era algo bueno se convierte en una obligación. Esta acaba generando más ansiedad que placer. Es verdad que hay actividades que si queremos que nos den un resultado hay que practicarlas con una cierta regularidad. El ejemplo más claro es el ejercicio físico. Si quieres llegar a un objetivo como bajar peso, estar más en forma, participar en una carrera, inevitablemente tendrás que sacrificarte algo. 

El problema viene cuando uno se somete a esa actividad y se olvida del motivo que le indujo a hacerla. Se supone que eso que se hace es para darnos gusto a nosotros, no como una obligación ineludible, haciendo que un incumplimiento de ese “planning” nos genere sentimientos de culpa y autocrítica exagerada por no haber cumplido lo pactado con nosotros mismos.

Si perdemos de vista eso, una actividad que en principio podría ser agradable y de gran utilidad para nuestra vida se puede convertir en lo contrario: en un lastre que nos haga nuestra vida más complicada y agobiante.

Disfrutemos de las cosas pero con flexibilidad. Al fin y al cabo es para pasarlo bien.

Javier Gutiérrez Sanz

Psicólogo