Equilibrio

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A ser feliz, se aprende
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lunes, 2 de diciembre de 2013

Resilencia o como recomponerse


El termino resilencia procede de la ingeniería que la define como la capacidad de ciertos materiales para recobrar su forma original después de ser sometida a una presión deformadora. Este concepto ha acabado siendo usado por las Ciencias Sociales para referirse a la capacidad de determinados individuos para salir adelante de manera satisfactoria en situaciones muy complicadas y de alto riesgo.

Vanistendale(2000) propone la imagen de una casa para explicarlo mejor. En el sótano estarían las necesidades básicas que tienen que ser cubiertas: comida, dormir, alojamiento... Lo necesario para tener una estabilidad básica. Encima de ese de esa planta van los vínculos, esto es, sentir la aceptación incondicional de al menos una persona. Estos vínculos tienen que ser fuertes y constructivos. Promueven la aceptación y el desarrollo de la persona. Encima de los vínculos es esencial dar un sentido a nuestra vida. Es vital para que merezca la pena vivir la vida. La naturaleza de ese sentido es muy diferente de una persona a otra. Ya en la primera planta hay 3 habitaciones  que están íntimamente interrelacionadas: autoestima adecuada, aptitudes sociales, humanas y/o profesionales, y un humor constructivo. Finalmente en el desván se encuentra las ilusiones por el futuro. Son aquellas experiencias por descubrir. Aunque se haya padecido, el futuro puede albergar buenas cosas. Hay que estar atento para descubrirlas o construirlas. Esta casa necesita un mantenimiento. Si no se hacen revisiones, limpieza y reparaciones la casa se va deteriorando y desmoronándose, por lo que hay que hacer una labor de mantenimiento y cuidado.

Pregúntate como está tu casa. ¿Necesita algo que mejorar?

Los malos momentos y lances negativos de la vida aparecen muchas veces sin avisar. A veces se pueden evitar y otras no. La cuestión es superar esos golpes. Eso es la resilencia.

Javier Gutiérrez Sanz

Psicólogo   

jueves, 14 de noviembre de 2013

Quemando recursos


Desde hace un tiempo estoy recibiendo pacientes con problemas laborales. Suelen ser profesionales de cargo medio-alto de responsabilidad, a priori bien valorados. Estas personas acuden porque la presión es enorme y no saben cómo manejarla. Esta entrada no pretende tratar sobre el trabajo que se hace en terapia con estas personas sino  reflexionar acerca de cómo se está organizando el trabajo y el resultado que está dando y que se dará a medio-largo plazo.

Hay unas constantes comunes en lo que cuentan estas personas: carga ingente de trabajo que sólo se puede llevar a cabo si el trabajador se clona,  incluso así no es seguro que acabaría sus tareas. Multitud de proyectos que impiden centrarse en una sola tarea. Hay que añadir una constante interrupción con peticiones muchas prescindibles o reuniones maratonianas que enlentecen el ritmo de trabajo. Jornadas larguísimas de trabajo, llegando incluso a trabajar por la noche desde casa. Es habitual mal comer delante del ordenador para ir avanzando cosas y no disponer de una comida saludable y así poder despejarse durante un rato del entorno laboral. No siempre pero es habitual que la valoración del trabajador sea mala o insatisfactoria ya que no cumple con los objetivos, etc.,

Este tipo de condiciones lleva a la persona a pedir tregua ya que no puede más. Se produce agotamiento físico y mental. Esto si se prolonga largo tiempo implica un descenso en la calidad de trabajo porque se ha perdido frescura. Se da también una bajada de autoestima porque haga lo que haga no es suficiente, y la sensación de “apaga fuegos” y tarea inacabada es constante, lo cual hace que se infravaloren. A lo que hay que añadir el mensaje negativo directo o indirecto de los cargos superiores acerca de su trabajo.

Este tipo de profesional (no todos) acaba por ir relegando sus otras áreas de su vida a un plano muy secundario, como su vida familiar y conyugal o sus intereses personales o sociales. En las mismas vacaciones hay que atender la eterna lista de correos sin responder, haciendo que el descanso no sea total.

¿Qué se está haciendo mal en la organización de empresas para que se esquilme el talento de unos profesionales que, por lo general, les gusta su trabajo y que pueden acabar odiando?

Las empresas deberían mirar esos aspectos porque esto se puede convertir en pan para hoy y hambre para mañana. No creo que sea bueno tener trabajadores desmotivados, cansados y en algunos casos con bajas laborales por estrés y/o depresión. A la larga no parece ser buen negocio, ¿no?

 

Javier Gutiérrez Sanz

Psicólogo

jueves, 17 de noviembre de 2011

Guía Básica Para Fomentar El Bienestar Personal (I)




En este blog hablamos continuamente de cómo estar mejor con uno mismo y con los demás. Vamos a intentar hacer una lista de aspectos básicos que favorezcan ese estado satisfactorio.


La mayoría de las cosa que se van a enumerar, por no decir todas, son conocidas. Nada sorprendentes pero suelen ser eficaces. Son tareas o ejercicios que favorecen ese bienestar, por lo menos a la mayoría. Por supuesto, hay otras, que no vienen aquí, que son perfectas para otra gente, casi exclusivas de ellas mismas.  Seguramente nos dejaremos muchas en el tintero.

Es un buffet libre donde uno coge lo que guste, mucho, poco o nada. Es un ejercicio de refresco mental.

Otro aspecto importante es que no hay que tomárselo al pie de la letra, e incluso es bueno cambiar cosas y darle un enfoque personal. Estas sugerencias no son mandamientos, ni mucho menos.

Vamos a poner el acento en lo fisiológico, en lo social, y en lo personal o íntimo nuestro.

Lo fisiológico porque el cuerpo es vital para nosotros y si no lo cuidamos, nos hacemos daño. También porque el este es un reflejo de lo que nos sucede, y viceversa. Si estamos enfermos, nos entristecemos, nos enfadamos, etc., Si estamos deprimidos el cuerpo acaba acusándolo. Si nos estresamos, el cuerpo responde quejándose, las defensas bajan... Sólo hay que ver los síntomas psicosomáticos. Estar saludable afecta también a nuestra imagen y autoestima.  En mi opinión, el cuerpo, no es algo que nos lleva y trae, si no, que es uno mismo fusionado con nuestro sentir, aunque a veces no nos demos cuenta.

El aspecto social es vital, porque vivimos en sociedad y sin ella no seríamos lo que somos (para bien y para mal).Somos sociedad. Necesitamos a los otros, desde niveles muy básicos como a otros mucho más complejos. Somos lo que somos, entre otras cosas, porque tenemos a los demás como referencia.  Y viceversa. Nosotros influimos en lo que nos rodea. Es un doble canal de flujo constante. Como sea ese flujo condicionará como estemos y sintamos, por lo que es importante prestarle atención.

A nivel individual hay un campo enorme que mejorar. Crece la tecnología a pasos agigantados y seguimos con las mismas preocupaciones y carencias. Es necesario cuidar ese aspecto porque como nos veamos a nosotros mismos (y al mundo) influirá en nuestro bienestar. Nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestro proceder marcarán como es el grado de satisfacción.

En la siguiente entrada hablaremos de nuestro cuerpo.

lunes, 11 de octubre de 2010

La virtud que deja de serla: El perfeccionismo


¿Cuántas veces nos sorprende gratamente que las cosas se hagan bien? Vamos a un sitio y nos atienden con un trato exquisito, y además ¡Cumplen con lo que dicen! Es algo encomiable. Nadie diría que eso es malo. Yo tampoco. Diríamos que es una virtud, ¿no? Por supuesto. Entonces, ¿por qué el querer hacer las cosas bien puede dejar de ser una virtud? Básicamente cuando el coste es muy alto respecto al resultado conseguido. No hay una proporcionalidad. Es parecido al esfuerzo enorme que hacen los velocistas para bajar una centésima. Lo que hace ese esfuerzo diferente es lo que lleva consigo: dinero, fama… El problema viene cuando hablamos de la vida diaria.
Cuando el perfeccionismo está muy presente en nuestra vida puede llegar a condicionar parte de nuestros quehaceres.
El perfeccionista es insatisfecho por naturaleza. Nunca tiene suficiente. No vale hacerlo bien o muy bien; hay que hacerlo excelente, y llegado a ese subjetivo nivel, ¿por qué no hacerlo un poco mejor? Y después, ¿aún se puede superar? ¡Claro que sí! Hasta llegar a situaciones esperpénticas.
Hay diferentes niveles de perfeccionismo y puede afectar a diferentes áreas de nuestra vida. Según el grado del nivel y el alcance su impacto será mayor. ¿Soy capaz de terminar a tiempo mis tareas? ¿Dejo de lado otros aspectos importantes de mi vida (familia, amigos, otras tareas…)? ¿Exijo a los demás el mismo grado de implicación que me impongo a mí mismo? Etc.
Por último, y muy importante, ¿cómo afecta a la visión que tengo de mí? Si por lo general no suele ser suficiente lo realizado, por muy bien hecho que esté, es probable que a mis ojos no salga muy bien parado, ¿no?.
¿Cómo es de provechosa la autocrítica que resalta lo que falta en vez de lo que se ha logrado?

JAVIER GUTIERREZ SANZ.
Psicólogo.
AtenPsi Consulta de Psicología.